“Ser judío va más allá de profesar una religión; es un sentimiento de pertenencia colectiva”

12/Ago/2010

NA JEROZOLIMSKI. UNA PERIODISTA URUGUAYA RADICADA EN ISRAEL

“Ser judío va más allá de profesar una religión; es un sentimiento de pertenencia colectiva”

La REpública, 12-8-2010ANA JEROZOLIMSKI. UNA PERIODISTA URUGUAYA RADICADA EN ISRAEL”Ser judío va más allá de profesar una religión; es un sentimiento de pertenencia colectiva”Ana vive en Israel desde hace 31 años. Está casada y tiene tres hijos. Es periodista, corresponsal de varios medios de prensa y analista especializada en temas del Cercano Oriente; los lectores de LA REPUBLICA la conocen por sus polémicas notas de opinión.Julio GuillotCharla. Una soleada mañana de agosto en el Expreso Pocitos.Ana. “Yo no soy religiosa pero sí soy tradicionalista”.Es hija de José Jerozolimski, un referente emblemático de la comunidad judía en Uruguay, fundador hacia fines de los años sesenta del Semanario Hebreo (del que Ana es la redactora responsable) que se edita en Montevideo y que por estos días celebró su 50 aniversario. Visita Uruguay dos veces por año y se siente profundamente uruguaya. Prefiere no definirse políticamente, pero se considera de centro izquierda y vota a los sectores progresistas del Partido Laborista.Vos sos hija de inmigrantes europeos, ¿verdad?Mi papá nació en Polonia, vino acá de chico; mamá no, ya nació acá, hija de inmigrantes lituanos. Yo soy uruguaya, me eduqué en un colegio integral y a los dieciocho años, fui a estudiar relaciones internacionales a la Universidad Hebrea de Jerusalén. Estudié árabe, lengua que conozco bien, y también persa, aunque esta última la tengo olvidada.Mi esposo vino a Israel de Australia, y siguió hablando inglés con sus padres. Mis hijos (tengo tres) hablan español, además de hebreo e inglés. Estoy radicada en Israel desde hace 31 años pero para mí, el hecho de que mis hijos hablen español es más que el dominio de un idioma extranjero: es mantener el vínculo con Uruguay, el país donde nací, mi país.A propósito de eso, vos vivís en Israel, sos judía pero te sentís uruguaya…Es que soy uruguaya. Ser judío es otra cosa. Los muy religiosos entienden esa calidad en función de la religión: el que nace de vientre judío es decir, de madre judía  es judío; es una cuestión formal. Pero ser judío es también un sentimiento que va más allá de profesar una religión. Hay gente, fundamentalmente los religiosos, que lo toman sólo desde el punto de vista religioso, pero hay una conciencia de nación y de pueblo. Yo no soy religiosa pero sí soy tradicionalista; hay ciertas cosas que me gusta preservar, que es bueno mantener como elemento común, tradiciones que operan como unión entre los miembros de una comunidad. Eso es parte del sentir judío. Hay muchos judíos que no son religiosos pero se sienten judíos… hay muchas formas de vivir el ser judío, que en definitiva es un sentimiento de pertenencia colectiva.Entonces no hay un elemento racial determinante…Claro que no. Eso lo ves en Israel, donde conviven gentes de todas las razas, de todos los colores. Recuerdo que a poco de llegar a Israel, veo a tres muchachitos en el mercado, de tez bien oscura y supuse que serían árabes que hay muchos en Israel  pero cuando los vi de atrás, tenían kipas… Es una sociedad integradora y tolerante donde coexisten credos y razas de lo más diversos y todos viven en paz, más allá de los atentados terroristas.Bueno, y están también los etíopes, que son de raza negra.Son gentes de rasgos muy finos. Yo estuve en el aeropuerto de Jerusalén cuando la llamada “Operación Moisés” por la cual llegó el primer contingente de judíos etíopes a Israel. Era emocionante, todos vestidos de blanco, las mujeres con sus hijos debajo de la pollera. Fue muy emotivo aunque, claro, después hubo que pensar en la integración de toda esa gente que venía de un mundo muy diferente. Ahora vos los ves por la calle, hablando hebreo con acento sabra, pero la inserción no fue fácil: venían no ya de otro mundo sino de otro siglo; pero el hecho es que los chicos se van integrando con más facilidad que los adultos.Se puede decir, entonces, que la sociedad israelí es integradora.Mirá, como en todos lados, en Israel hay de todo; hay extremistas, hay racistas… pero son casos puntuales y no representan el sentir mayoritario de la sociedad. Incluso la prensa recoge esos casos, por ejemplo, de gente que no fue aceptada para un trabajo por ser de raza negra. Pero te reitero que no es ese el aire que se respira en general. Por otra parte, Israel es muy solidario; cuando el terremoto en Haití, estuvimos en la vanguardia de la ayuda internacional. La sociedad israelí es muy discutidora, se discute todo y hay fuertes corrientes opositoras al gobierno.Hay un estereotipo muy arraigado en la mentalidad media que ve al judío como un mercader por lo general avaro, usurero…Mirá, los estereotipos son siempre negativos. Como te decía antes, en toda sociedad hay gente que actúa bien y gente que actúa mal. En muchas partes del mundo, si un judío hace una estafa, la gente dice “ah, es porque es judío”, pero si un gentil comete un delito similar, nada se dice. En nuestra colectividad hay gente que actuó mal y está en la cárcel, como en todos los sectores de la sociedad. En Uruguay y en todo el mundo hay judíos que ejercen profesiones liberales, científicos e intelectuales destacados.Bueno, sin ir más lejos, tenemos a gente como Marx, Kafka, Freud o Einstein.Claro. No podemos hacer comparaciones numéricas para determinar cuántos son hombres de negocios y cuántos científicos o literatos. Pero si partimos de la base de que en el origen muchos se dedicaban fundamentalmente al comercio es porque en Europa no les permitían ejercer profesiones libres.En la Edad Media la Iglesia Católica prohibía a los cristianos prestar dinero, y esa actividad quedaba en manos de los judíos.Es cierto. La gente ignorante, la gente radical que no tiene mente abierta, tiende a estereotipar, a juzgar mal, a prejuzgar.Sí, sin ir más lejos, en la izquierda uruguaya está muy instalada la idea de que Israel es un “peón del imperialismo”.Hay mucha desinformación. Lamentablemente hay muchos que juzgan en función de eslóganes que deberían estar sepultados. Y no es porque yo sea pro norteamericana, pero hay que reconocer que más allá de lo que fue Estados Unidos para América Latina o lo que hace hoy en Irak y en Afganistán, EEUU es el país que más ayuda presta internacionalmente. Por eso te digo que hay mucha desinformación; si es por ignorancia, está mal, y si es por tergiversación, es mucho peor. Israel tiene relaciones amistosas con varios países, y entre ellos, con EEUU. Todo el tema de alianzas se habría dado de otra forma, de no ser por la situación de conflicto que, a mi juicio, se le impuso a Israel, que no bien se instaló en su territorio, fue atacado por sus vecinos. Eso no lo entienden los que me detractan por mis opiniones; yo soy partidaria de la tolerancia, de la discrepancia con altura y del pluralismo, pero hay otros cuyo radicalismo los lleva a exigir que no escriba más en LA REPUBLICA, gente que por su esquematismo te quita legitimidad.El episodio reciente del ataque contra barcos que llevaban ayuda fue muy explotado.Sí, sin duda. Aquí también hubo mucha desinformación. Se perdieron nueve vidas humanas, algo que yo condeno porque en el Talmud está escrito que salvar una vida es como salvar al mundo entero. Pero cuando vos analizás cómo salta el mundo por ese episodio, de un modo esquemático, es algo que no tiene sentido cuando muere mucha más gente muchas veces a manos de sus propios hermanos o correligionarios. Por otra parte, infinidad de analistas y especialistas en los problemas del Cercano Oriente coinciden en sostener que Israel debería haber intervenido en ese caso con una mayor demostración de fuerza, lo que habría evitado que sus soldados fueran atacados por algunos de los activistas que tenían más interés en un conflicto que en la ayuda humanitaria; muchos de ellos se habían propuesto ser mártires (eso está registrado en grabaciones que tengo) y que hablaban en términos de “despedida y encuentro con Alá”. Estoy segura de que a bordo de la flotilla había mucha gente bien intencionada, pero los organizadores tenían otros propósitos.Otro tema que genera polémicas y rechazos son los asentamientos en la Franja de Gaza.Yo nunca fui partidaria de los asentamientos de colonos israelíes. En Gaza los asentamientos fueron evacuados hace ya cinco años. Yo estuve en la retirada del lado palestino. La población ajena al terrorismo, que lo que quiere es vivir en paz, lamentaba la retirada porque los asentamientos judíos significaban fuentes de trabajo. Antes de la retirada yo había entrevistado a uno de los jefes de Hammas, y yo le preguntaba si la retirada era positiva y si con ella se abría una nueva etapa; y él me dijo, casi literalmente: “nosotros vamos a perseguir a Israel donde esté”. Ellos pensaban que habían logrado echar a los israelíes de allí, y que, por tanto, podrían echarlos de cualquier lado. Ahora todo ha sido arrasado y la zona de asentamientos se ha convertido en campo de entrenamiento de terroristas; pude ver invernaderos muy desarrollados que habían sido totalmente destruidos.Tampoco hay que olvidar que Israel fue atacado violentamente por sus vecinos cuando no había asentamientos ni territorios ocupados. Los judíos aceptaron la partición del territorio según la resolución de la ONU, aunque el territorio que se destinaba a Israel era mucho menor que el actual. Los árabes rechazaron de plano la resolución de la ONU y atacaron a Israel. Ahí está el origen del problema.¿Vos te considerás sionista?Sí, soy sionista en la medida que el sionismo consiste en apoyar la existencia del Estado de Israel, es decir de un estado judío en la tierra de Israel; Sión es uno de los nombres de Jerusalén. El vínculo de los judíos con Israel es desde siempre. Palestina es un nombre histórico que designa toda esa región y no tiene nada que ver con los palestinos de hoy; Palestina fue el nombre que le pusieron los romanos. Golda Meir tenía pasaporte palestino. Pero volviendo al sionismo, ser sionista no implica estar de acuerdo con cada decisión del gobierno israelí de turno. “SÍ, SIEMPRE; NO, NUNCA”-¿En Uruguay nunca te sentiste discriminada?-Papá contaba que su padre, mi abuelo, trabajaba en la venta callejera, puerta a puerta, cargando una pesada bolsa de mercaderías y productos diversos.La primera vez que lo acompañó le sorprendió la solidaridad y el cariño de la gente que conocía a don Salomón (mi abuelo) pues en el tranvía le ofrecían el asiento para que no viajara de pie con su carga; mi padre le preguntó si eso ocurría habitualmente, y mi abuelo respondió “sí, siempre”. Luego, al comenzar su periplo diario, dejó parte de su mercadería en casa de gente conocida, lo que también llamó la atención de mi padre, quien le preguntó si nunca le había faltado parte de su mercancía, a lo que mi abuelo respondió “no, nunca”.Para mi padre, ese “Sí, siempre” y “No, nunca” era su homenaje a Uruguay.